sábado, 10 de noviembre de 2012

Publicado por el semanario EL NUEVO GLOBO de Bahía de Caráquez








  

 

Vicente Nevárez Rojas

Burócratas y amigos

Lo sucedido con la ex presidenta ejecutiva del Banco Cofiec, doña María Fernanda Luzuriaga por el caso Duzac,  nos debe conducir a pensar si las normas debidamente establecidas en nuestra constitución sólo crean una imagen del estado ideal de conducta a seguir que, difícilmente, se cumplen a cabalidad.
El marco teórico de una norma o ley debe responder a las reales circunstancias de manera que, el funcionario público, sino comprometido, se obligue asumir con idoneidad su accionar. La herramienta informática en buena medida ha logrado un avance sustancial en este aspecto, pero no es suficiente, porque así como para cada mal se crea un remedio, detrás de cada buena acción suele haber una sombra perversa.
El servidor público -en teoría- debe asumir un compromiso consigo mismo; empoderarse de su rectitud en el cumplimiento de sus funciones. Su preferencia política, bajo ninguna circunstancia, deberá propiciar el incumplimiento de sus responsabilidades, como sucede -se estima- con el servidor  que trabaja integrado a instituciones privadas dedicadas a la agenda pública, como bancos, telefónicas, clínicas, aerolíneas, etc.
La falta de sentido de pertenencia del burócrata con su patrono -el Estado- es una de las más comunes causas de apatía o displicencia en el desempeño de labores que, se constituyen en grave, si añade sentimientos de animadversión al gobierno de turno; se vuelve indolente y pernicioso en orden a destruir la confianza pública y, peor aún, si usufructúan de su puesto delinquiendo sin importar el daño que puedan causar.
Cabe posiblemente una tarea a profundidad que comprometa al servidor público, consciente de su responsabilidad social, en la construcción de una cultura ética a partir de valores y principios denotados en el cumplimiento de sus labores.
Pero lo más preocupante -de incumbencia gubernamental- es el escogimiento de ciudadanos a los cargos de libre remoción de responsabilidad media -como técnicos y asesores afines- que de discrepar con la filosofía de gestión se corre el riesgo -eventualmente- de convivir, sin percibir, con polillas ocultas que pueden causar más de una carcoma como lo sucedido -posiblemente- en el Directorio del Banco Cofiec, referido, a la sustracción de información.
Hay entonces, en algunos casos, responsabilidad compartida entre funcionarios de alta jerarquía y los burócratas auxiliares designados de buena fe por los primeros que, los debe llevar, en el futuro inmediato, a revisar sus cuadros de asistentes y elegir a quienes son más que amigos, mujeres y hombres en armonía con los enunciados del Movimiento País y su Revolución Ciudadana. En un país mayoritariamente en comunión con su presidente, lo coherente y fundamental siempre será, conciliar: aptitud, compromiso y coincidencia de intereses.
No dejará de ser saludable estar curado de funcionarios que, dentro de las circunstancias anotadas -sin menosprecio a su desempeño- exterioricen, no obstante, juicio de valor disonante con los postulados del gobierno.
Que un equipo de trabajo sea consonante respecto de su extracción académica, social o de barrio, no debería tener mayor significación si se está unido por la concepción ideológica para servir a su Patria, con la sola observación: evitar crear un círculo recurrente donde no tienen cabida los otros; aquellos que fuera de éste tienen, no menos profesionalismo, mismos ideales y anhelos como para confiar y garantizar, también, el éxito del presente proceso. Después de todo, el Ecuador es de todos y de todas, como bien remarca el presidente.
En el amor como en la amistad más pura, no siempre tienen cabida los credos, ni es, algunas veces, condición de buen amigo, condición de buen vino.
Por lo demás, por encima de los afectos o desafectos que las proposiciones del presidente Correa generen, lo rescatable es advertir la presencia de un gobierno -definido por él- con la tónica de un manejo sobre la base de trabajar en equipo que, además de identificarse con objetivos y metas acordadas, comparte valores y principios mínimos en correspondencia con las expectativas creadas en una comunidad que espera se cumpla con lo ofrecido. 
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